La Materialista celebra la vida: presenta a Emery, su hija, y la etapa más feliz de su vida

Desde el día en julio pasado que La Materialista sostuvo en sus brazos a su primera hija, Emery, la cantante no quiso separarse de ella ni un solo minuto. Tanto así, que a los 45 días después del parto, cuando salió a la calle por primera vez, la invadió una profunda tristeza. “Decidí ir al salón de belleza [para] arreglarme bien. Cuando llegué me sentía mal, me sentía culpable”, cuenta en exclusiva la artista. “Lloré, porque yo no me había despegado de la niña”.

Emery ha transformado por completo la vida de la cantante, cuyo nombre de pila es Yameiry Ynfante, y la de su esposo, el productor musical Carlos Eury Matos. “Aunque tengo cuatro hijos, fue la primera hija que recibí en un parto”, comparte Matos. “Ha sido bonito poder ver una vida nueva y darle el calor que necesita, me siento primerizo de nuevo”.

Claro que, si de primeras veces se trata, La Materialista está descubriendo un nuevo mundo de la mano de su esposo y su bebé. “La maternidad ha sido una de las mejores decisiones de mi vida y llegó en el tiempo que Dios tenía destinado para mí, un tiempo que de verdad he podido dedicar solo a mi niña”, afirma la intérprete de “La chapa que vibra”. “He estado disfrutando al máximo esta etapa, el crecimiento de mi bebé, y aprendiendo junto a ella a ser mamá. Ella aprende de mí, yo cometo mis errores, pero es normal”.

De hecho, la dominicana se llevó un buen susto cuando su pequeña enfermó a los pocos días de nacida. “Pasó por un mes de cólicos, día tras día, y yo no quise tener enfermera para la niña, para la noche, yo dije no”, recuerda. “Porque si muchas madres que tienen dos y tres niños, con menos recursos, tienen que levantarse, limpiar la casa, cocinar, lavar, planchar, y yo que solamente tengo que cuidar a mi niña, ¿por qué voy a regalarle esos días de bebé a una persona? No, yo lo quiero hacer yo”.

Matos es testigo de esa entrega. “No he visto una persona con más dulzura al atender a un bebé. Le propuse ponerle niñera y dijo que no”, cuenta el orgulloso padre. “Su vida cambió. Yamy no es la misma: dormía dos horas al día, pero no desmayó. Es una supermamá, una heroína”, añade. “Ha hecho un trabajo magnífico; mi hija es muy afortunada por tener esa mamá”.

Si bien está completamente dedicada a su rol de madre, La Materialista no descarta ampliar la familia. “Claro que sí”, asegura. De hecho, decidió no someterse a una cirugía plástica después de su cesárea precisamente para poder, en un futuro cercano, darle un hermanito a Emery. “Estoy ya preparando mi cuerpo”.

¿Dejará la música para dedicarse de lleno al hogar? De eso y mucho más habló la exparticipante de La casa de los famosos en exclusiva, además de presentar unas adorables fotos de su bebé. “Dios nos bendijo”, concluye Matos.

¿Cómo estas viviendo estos primeros meses como madre?

Mira, la verdad que no voy a mentir, no lo voy, ¿cómo se dice?, no lo voy a disfrazar: es agotador. Claro. Pero yo me siento muy feliz, he estado disfrutando al máximo esta etapa, el crecimiento de mi bebé, y aprendiendo, aprendiendo junto a ella a ser mamá; ella aprendiendo de mí. Cometo mis, ¿cómo se dice?, mis errores, mis pequeños errores a veces, pero es normal. A mediados de este mes, el 19, cumple tres meses. Imagínate, o sea, también es una bebé, y crecen impresionantemente rápido. Y me tocó la mala experiencia de que la bebé estuvo con cólicos; como a los 25 días de nacida le comenzaron los cólicos, y hasta hace poquito se le calmaron.

¿Qué pasó? 

Imagínate tú, un mes de cólicos, noche tras noche, día por día… un mes y pico así, sin descanso. Y yo no quise, te lo juro, no quise tener enfermera para la niña en las noches. Dije: “No”. Porque si muchas madres que tienen dos y tres niños, con menos recursos, tienen que levantarse, limpiar la casa, cocinar, lavar, planchar… y yo que, gracias a Dios, tengo la oportunidad de solo cuidar a mi niña, porque al menos tengo ayuda en la casa, ¿por qué voy a regalarle esos días de bebé a otra persona? No, yo lo quiero hacer yo.

¿Qué le provocaba los cólicos?, ¿por los gases?

Sí, por los gasecitos, porque como su organismo está en desarrollo, tiene que aprender. Hay bebés que no los sufren y otros que sí, pero es normal. Y así mismo como me decían. Es desesperante; uno se desespera, llora, de verdad, porque uno ve ese llanto de la desesperación… de verdad. Sí, porque uno no puede hacer nada. Pero todos los médicos me decían: “No, eso es normal, se le va a ir pasando a medida que ella aprenda a comer, que su organismo se acostumbre a recibir comida”. Obviamente, hablamos de la leche.

Y yo, bueno, le doy leche materna, estoy lactando, pero también le doy fórmula. Para mí también ha sido fuerte, a pesar de que me alimento bien. Por ejemplo, me decían: “No comas esto, no comas esto, no comas esto”. Duré como 15 días que, madre mía, casi no comía nada, tratando de ver si algo de lo que yo comía le hacía daño a la bebé, pero no. No era eso. Es parte del proceso de desarrollo.

¿Cuáles han sido los mayores cambios en tu vida? 

Obviamente, ha sido, entre comillas, pesado, más bien cansado, porque es normal, es un cambio completo de vida. ¿Cómo es mi día a día ahora con Emery? Mira, es increíble, mi vida ha dado un giro total, porque ahora todo gira en torno a ella. Por ejemplo, en la mañana, alrededor de las siete y media u ocho, se la paso a mi madre para que la cuide un rato. Cuando estoy muy trasnochada o agotada, aprovecho para dormir dos horas. Pero aunque la niña esté en su habitación o en la sala, si la escucho, me levanto enseguida. No puedo evitarlo.

No soy capaz de escucharla llorar y quedarme durmiendo. Mi vida gira completamente en torno a ella. A veces paso horas sin comer, porque justo cuando me siento a hacerlo o cuando creo que voy a disfrutar de un cafecito caliente, ella se despierta y dejo todo. La verdad es que es hermoso.

Es un proceso normal. Yo digo que no es estresante, sino agotador por las trasnochadas, pero vale la pena. Y son unas trasnochadas que saben tan lindo, porque, por ejemplo, a veces me despierto en la madrugada para darle la leche, la miro a los ojos, y de repente se ríe. Ella se ríe muchísimo y me mira como si yo fuera todo para ella.  Imagínate, ¿cómo no voy a ser todo para ella también? Dime algo, ¿y a quién se parece esa sonrisita que me hace?

¿A quién se parece?

Ya está agarrando forma. ¿Qué te digo? Yo siento que la sonrisa se parece a mí. Sí, siento que la sonrisa se parece a mí. Ella tiene algo, se parece a su padre también, pero tiene cosas que se parecen a mí. No sé, como que cogió lo mejor de cada uno. Emery es hermosa. Tiene un pelo precioso, Dios lo bendiga. ¡Dios mío!

¿Qué tal el carácter?

Mira, la niña, con tan poca edad, cuando no quiere leche te hace así con la mano, ¡pam! Y tiene una fuerza… te tira el biberón o lo empuja. Es increíble. Además, se incomoda, es ñoñita, pero ñoñita en el sentido de que le gusta estar cargada. No es llorona, se porta muy bien, pero le gusta estar así, en brazos, normal.

De repente, por ejemplo, puedo acostarla boca arriba y puede pasar horas mirando todo. Es muy observadora. Yo le hago ejercicios de estimulación y va superavanzada para su corta edad. Emery está increíble.

¿Cómo ha sido la recuperación de tu cuerpo?, ¿cómo te encuentras tú?

Bueno, la verdad, y te lo digo completamente honesta, a veces cuando subo historias, la mayoría tienen que ver con la niña más que conmigo misma. Me hacen muchas preguntas sobre si estoy haciendo algo para recuperar mi cuerpo, pero la verdad es que eso es lo que menos he pensado. Me he dedicado tanto a disfrutar esta etapa, porque un bebé así solo lo voy a tener por unos meses. Luego crecerá y será una niñita grande, una niña grandecita.

Entonces, así bebecita, es solo por poquitos meses. A veces veo la foto de ella el día que nació y digo: “¡Ay, Dios! Pero me está creciendo, ¿por qué es tan larguita?”. No, es de mi tamaño, parece que no va a ser pequeña. va a ser más alta. Obviamente tengo que cuidarme, tengo que tratar de estar bien para poder estar bien para ella, pero no es mi prioridad por el momento. Mi prioridad es que ella esté bien. Si tengo que darle leche, aunque esté comiendo, paro.

Puedo dársela a mi mamá perfectamente para que lo haga, claro, porque muchas veces lo ha hecho, pero yo pienso primeramente en ella. Mira, la vida, la mente, todo te cambia completamente. Antes escuchaba decir eso y pensaba: “Ay, cuánto drama”, pero no, es cierto. Todo para mí, todo, es Emery ahora.

¿Y el trabajo? 

Todavía no trabajo. Bueno, estuve grabando, grabé canciones durante el embarazo. Ahora estamos preparando esa parte con Eury. Vamos a hacer algo en diciembre y ya para el año que viene hay un tour. O sea que sí, estamos preparando una producción. Grabé mientras estuve embarazada e hice una canción para mi hija.

¿Te sentiste bien emocionalmente tras dar a luz?

Yo no sabría decir exactamente si fue depresión posparto, pero sí te puedo contar que ha habido momentos en los que me he sentido frustrada, sobre todo con los cólicos. He llorado, me he desesperado, he pensado que no lo he hecho bien. He tenido mis bajas, no lo voy a negar. Lo que pasa es que no sé si llamarlo depresión posparto, quizás porque no he tenido cerca a nadie con quien comparar cómo se siente realmente eso. Trato de mantenerme tranquila en la casa, serena con mi niña, disfrutándola. Y no me he arrepentido en ningún momento de este paso tan maravilloso en mi vida.

Pero sí, cuando la he visto malita, me siento muy mal. Uno siente culpa, piensa que hizo algo mal, que no le dio lo que necesitaba o que falló en algo. La maternidad ha sido una de las mejores decisiones de mi vida y llegó justo en el tiempo que Dios tenía destinado para mí, un tiempo en el que realmente he podido dedicarme solo a mi niña. Para serte honesta, la primera vez que salí de la casa fue para ir al salón de belleza, después de los 45 días. No es que no me lavara la cabeza, claro que sí, pero lo hacía en la casa y me la dejaba así, sin arreglarla. Ese día decidí ir al salón a arreglarme bien, y cuando llegué me sentí mal, me sentí culpable. Lloré, porque no me había despegado de la niña desde que nació.

¿Cómo ves a Eury y sus cuatro hijos, sus hermanitos?

Eury está completamente enamorado de su hija. Ahora mismo está trabajando, anda de gira, pero viaja cada semana. A veces sale de un show y se viene directo para acá solo para ver a su muchachita. Él viaja los viernes y ya el martes está aquí. La verdad es que él hace todo lo posible por no dejarme sola. Cuando está en la casa, me ayuda muchísimo. Le ha cambiado los pañales a la niña, le da la leche, la carga, le saca los gasecitos. Siempre dice: “Dame mi muchacha, dame mi muchacha, porque tú pasas todos los días con ella y cuando yo no estoy, no puedo disfrutarla”.

Y dime, ¿cómo está la habitación de la nena? ¿Ya está todo listo? 

Terminé la habitación de la niña agarrándome las caderas del dolor y de la presión, porque la decoré yo misma. Pero sí, la habitación quedó preciosa, a ella le encanta. Siento que es un lugar donde las dos nos sentimos bien, porque mi paz también es la paz de ella. He tratado de mantener mucha armonía durante todo este proceso, y creo que ella lo percibe. Por eso la niña se mantiene tan tranquilita y serena. Mi mamá ha sido un gran apoyo, me encanta tenerla conmigo en esta etapa.

¿Cómo te ha apoyado? 

No me ha dejado sola. Desde el embarazo ha estado conmigo todo el tiempo, y ahora más todavía, loca con su nietecita. Ella siempre había querido una nieta de mi parte. Ya tiene hasta bisnietos, pero esta niña la tiene completamente enamorada.

Por las mañanas, yo dejo que mami duerma. Ella siempre me dice: “Hija, no me llamas para ayudarte de madrugada”. Y yo le respondo: “No, mami, déjame tranquila, porque es la única forma de que yo conozca a Emery y que Emery me conozca a mí.” No puedo después decirle: “Mami, ven, que no sé cómo calmarla”. Yo prefiero aguantarme, decirle “ya, ya”, y aprender a conocerla.

Le digo que el día que la necesite, claro que la voy a llamar, pero por ahora me funciona mucho que ella me ayude por la mañana. Así puedo dormir un poquito, dos o tres horas, y levantarme con más energía.

Mi mamá está encantada, pegadísima de la niña, la adora. Y Emery ya reconoce mucho su voz cuando le habla, porque ha estado ahí desde el principio. Creo que todo esto también le ha hecho bien a mi mamá, le ha servido como un impulso emocional, porque le hacía falta volver a tener esa ilusión.

¿Cómo están sus hermanos?

Los hermanitos de Emery están felices. La más pequeña, que ahora pasa a ser la hermana mayor, me sorprendió muchísimo. Yo pensé que podía sentir un poquito de celos, porque tiene 8 años, pero para nada, está loca con la niña. La adora.

Cuando la ve, se le iluminan los ojos, la mira con las manitas juntas y dice: “Ay Dios, es tan hermosa, me la quiero comer. No quiero que crezca, quiero que se quede así, chiquitita”. Fue muy bonita su reacción cuando conoció a la bebé, un momento realmente tierno. Cada vez que viene a casa quiere cargarla, aunque claro, siempre la tiene que sostener con mis brazos también.Los demás hermanos ya son adultos, pero igual vienen y la visitan, todos encantados con la llegada de Emery.

¿Más hijos? 

Claro que sí, y ahora que ya hay espacio, te cuento algo muy lejano a lo que la gente piensa. Muchos creen que me operé durante el parto, que me hice algún arreglo, pero nada de eso fue así. Yo no iba a poner en riesgo mi salud por vanidad ni arriesgarme a perderme la oportunidad de ver a mi niña crecer, jamás.

Mucha gente especula, dice cosas, pero no, eso no es cierto. He recibido muchísimos mensajes, la mayoría muy lindos. La maternidad ha sido algo muy bonito y la gente lo ha recibido con mucho cariño, de una forma muy especial.

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